Ser rentable o ser ético
¿Y si nunca tuvimos que elegir?
Vivimos en un mundo de absolutos. Nos han hecho creer que en los negocios hay dos tipos de jugadores:
💰 Los que toman. Corporaciones que optimizan la rentabilidad a cualquier costo. Que crecen sin mirar atrás, dejando impacto ambiental, burnout laboral y desigualdad en su camino.
🌱 Los que dan. Negocios que operan con propósito, muchas veces sacrificando la sostenibilidad económica por mantener su integridad, condenados a sobrevivir con márgenes ajustados, donaciones o modelos que nunca despegan.
Los primeros dominan el sistema. Los segundos quieren cambiarlo.
Y así, nos quedamos atrapados en una dicotomía falsa: o ganas dinero o tienes valores. O priorizas el negocio o priorizas a las personas.
Pero la pregunta real no es ¿a qué lado perteneces?, sino ¿qué pasaría si diseñamos algo mejor?
Y aquí es donde Designing In Between cobra sentido:
Lo que me inquieta no es que existan estos extremos, sino lo poco que hablamos del punto intermedio.
No se trata de elegir entre impacto o rentabilidad, sino de diseñar modelos donde ambos se potencien. La innovación no sucede en los polos, sino en los espacios de tensión.
Porque sin viabilidad, el propósito no se sostiene. Y sin valores, el crecimiento no tiene futuro.
Si eres una gran corporación, no necesitas reinventarte para generar impacto. Tienes poder, influencia y capital. Úsalo bien:
No gastes millones en marketing de sostenibilidad mientras pagas sueldos precarios.
No hables de diversidad y bienestar si tu equipo está agotado.
No te promociones como eco-friendly mientras produces en exceso.
Si eres un emprendimiento con propósito, no necesitas vivir al filo para ser coherente. El impacto no se construye desde el sacrificio, sino desde la estrategia.
No vendas con márgenes insostenibles solo para demostrar que eres ético.
No dependas de donaciones o subsidios para validar tu modelo de negocio.
No asumas que las personas comprarán solo por valores: haz que tu propuesta sea competitiva.
Porque los negocios que realmente dejan huella no son los que toman todo ni los que se entregan por completo. Son los que diseñan su propio equilibrio.
Imagina un mundo sin esta dicotomía
Imagina un banco que, en lugar de vender productos financieros convencionales, invirtiera en educación financiera para sus clientes y promoviera el ahorro consciente.
Interbank lo ha hecho con Aprende Más, una plataforma que empodera a los clientes con herramientas y conocimientos para mejorar su salud financiera. Cuanto más informados estén, más sostenible es su relación con el banco.
Imagina una aerolínea que, en vez de solo compensar su huella de carbono, invirtiera en tecnología para aviones más eficientes y en rutas optimizadas para reducir emisiones.
Alaska Airlines, en alianza con JetZero, está desarrollando aviones con fuselaje innovador que podrían reducir hasta un 50% el consumo de combustible, llevando la aviación a un futuro más eficiente y sostenible.
Imagina un problema social resuelto con un modelo de negocio que reduce el desperdicio y apoya a comunidades vulnerables.
Nilus, una startup argentina, creó una plataforma que conecta supermercados con excedentes de alimentos con quienes más lo necesitan. Con tecnología y logística inteligente, ha convertido esta necesidad en un modelo escalable donde impacto y sostenibilidad van de la mano.
Esto no es idealismo. Es diseño estratégico.
Porque no se trata de escoger un bando. Se trata de diseñar un modelo de negocio que entienda que ética y rentabilidad no solo pueden coexistir, sino que deben hacerlo.
El futuro pertenece a quienes integran, no a quienes eligen un lado
Si eres una gran empresa, empieza por dentro. Impacto no es un logo verde ni un manifiesto inspirador: es cambiar las reglas de cómo operas.
Si eres un negocio con propósito, deja de sentir que debes pedir permiso para ser rentable. Crecer no es traicionar tu causa, es darle longevidad.
Y si estás en el camino de diseñar un modelo mejor, bienvenido al In-Between.